En primer lugar se debe elaborar la estrategia, las inversiones en gestión de proyectos estratégicos deben alinearse con la intención global, la identidad y el propósito de la compañía (ideación).
Con estos mimbres y con su visión, reflejada en las metas e indicadores puede evaluar su progreso hacia la ansiada visión; sin olvidarse de su naturaleza, su cultura – el ADN de la empresa contra el que no se puede arremeter a tontas y a locas, entrando como elefante en cacharrería-, su estructura organizativa.
Si la estrategia de la compañía se alinea con todos los aspectos anteriormente indicados y con el entorno, los estrategas habrán decidido hacer, habrán elegido hacer las cosas adecuadas.
Así que llegado este momento, mejor preguntarse ¿Qué esfuerzos reales estoy haciendo en innovación? ¿Cuántos de los proyectos en marcha o planificados son de innovación? ¿Utilizo a los «Zidane»s o a los «Pavones» – siguiendo la conocida terminología futbolística-? ¿Quiero estar en la Champion pero…?
Pero queda hacer las cosas adecuadas, de forma adecuada: ejecución o síntesis (con la obtención de los nuevos productos) y la transición o transferencia (a las operaciones o al cliente) para obtener los resultados esperados (definidos en la estrategia).
Mirando atrás, se ve claro que elaborar la estrategia es lo fácil…
… lo difícil es ejecutarla
[adsenseyu2]