En el post titulado «Dilbert, Gardner y el Oráculo de Delfos…» hablamos brevemente de las habilidades técnicas, bien representadas decíamos en el PMBOK, y en el último post, hablamos de las habilidades interpersonales e intrapersonales que debe (debiera, no estaría de más,…) tener un buen project manager. Y para que sea un auténtico suPerMan (o suPerwoMan) deberá tener también… las…
De los profesionales de proyectos de hoy se espera que trabajen como verdaderos hombres/mujeres de negocios. Históricamente, los jefes de proyecto eran vistos como meros ejecutores. Las soluciones de proyecto se desarrollaban con poca o ningún input del equipo del proyecto y, a continuación, el equipo debía aplicarlas.
Los miembros del equipo no tenían, generalmente, que rendir cuentas sobre costes y ciertamente rara vez tenían responsabilidad alguna sobre las pérdidas y ganancias.
Nadie esperaba que fueran buenos comerciales o que tuvieran habilidad para relacionarse con los clientes. Nadie esperaba de ellos que fueran capaces de comprender conceptos financieros básicos tales como el valor presente, tasa interna de retorno o el payback. Rara vez tenían capacidad para tomar decisiones propias que tuvieran consecuencias en la cuenta de resultados.
Todo eso ha cambiado. El entorno competitivo actual exige que los project managers actúen como hombres y mujeres de negocios. Se espera que miren la cuenta de resultados y que estén familiarizados con conceptos financieros básicos.
Sus jefes les dicen que su trabajo es ofrecer soluciones a sus clientes. En consecuencia, deben conocer el negocio de su clientes y poder hablar su idioma. En proyectos más grandes, los jefes de proyecto se parecen mucho a los gerentes de pequeñas empresas con responsabilidades en las áreas de finanzas, marketing, operaciones y gestión de recursos humanos.
El énfasis de los profesionales de proyectos como gestores de negocios se refleja en los masters en gestión de proyectos actuales. Parecen mini-MBAs con un enfoque en gestión de proyectos. Los estudiantes reciben cursos en finanzas, marketing, métodos cuantitativos, operaciones, contratos y adquisiciones, gestión de recursos humanos y comportamiento organizativo, además de cursos en gestión de programas y proyectos.
En los próximos posts trataré dos aspectos relacionados con las competencias de las que hablamos: el olfato de negocio (business sense) y el conocimiento del negocio (business knoledge). Ahora solamente los presento.
El primero se refiere a los conocimientos prácticos que permitan tomar buenas decisiones de negocio. Las personas con instinto de negocio son personas que saben instintivamente qué acciones generarán negocio y cuáles no. Y no tiene que ver con tener una sólida formación en administración de empresas. De hecho, un buen número de hombres de negocio nunca cursó estudios formales en gestión y algunos de ellos abandonaron los estudios a una temprana edad. R.T. Kiyosaki lo explicó magníficamente bien en su best-seller PADRE RICO, PADRE POBRE.
El segundo se refiere al conocimiento especializado en gestión de empresas y negocios y en áreas tales como finanzas, contabilidad, comercialización,… que a diferencia del anterior se adquiere a través de horas de estudio y formación concreta.
Después de todo esto, me surge la pregunta…
¿Uno nace o uno se hace con el olfato para los negocios?
o esta otra…
…Como en otros casos -entre ellos la creatividad-
¿La escuela y la educación formal ayudan o atrofian el desarrollo de ese olfato para los negocios?